El
Mandala
Proceso
Terapéutico
…“Aprender
a estar sano es aprender a saber lo que uno quiere”…[1]
Comenzamos con esta frase tan significativa porque no todos sabemos
que es lo que queremos y esto nos trae desventura. Desde hace un tiempo vengo
observando que se va tratando de construir un nuevo camino hacia la salud, este
camino nos lleva a trabajar los aspectos de la salud en la persona y o tanto en
la enfermedad. Generando distintas actividades más preventivas complementarias
que curativas, dando lugar a lo saludable, corriéndonos del foco enfermizo.
Desde este lugar tocaremos el tema Mandalas, con la mente y el corazón
abierto, el mandala se convierte en un espejo que nos devuelve una imagen de
nosotros mismos en símbolos, formas y colores; dándonos respuestas,
revelándonos emociones y sentimientos en el aquí y ahora.
Desde las pinturas rupestres
que existen en el mundo como las primeras manifestaciones del ser humano en la
tierra, se sabe que cumplían función ritual-mágica; haciendo un puente con los
mandala como círculo protector, eco de esas historias rescatadas de la
antigüedad, estos antiquísimos Efectos Mágicos se asocian con el
símbolo circular almacenados en el Inconsciente siendo el gran contenedor
simbólico.

…”Mediante el
comprender nos liberamos de la dominación por lo inconsciente”…[2]
Hoy en día esos efectos se desarrollan y aplican, considerándolos
como beneficios y herramientas terapéuticas que trabajan:
en la concentración, meditación; la baja de ansiedad, reconstruyendo la
personalidad en la unidad originaria.
Al desarrollar estos diagramas,
inmersos en la acción de la práctica del
mandala, se produce internamente en el realizador un proceso unificador de
la conciencia, desarrollando y potenciando la unidad, la concentración y la
integridad en la psique. Se logra la
manifestación de lo oculto del inconsciente, con el beneficio de
descomprimir la información que puja por salir y si los contenidos no son
canalizados de alguna manera saldrán para vivificar lo oculto, en actos
fallidos, en humores ácidos, en actos poco felices.
Su forma concéntrica nos ayuda a relajarnos, bajar las
tenciones, siendo un buen método que le permite al realizador encontrarse con
este antiguo esquema. Proporciona equilibrio y serenidad entre lo manifestado y lo oculto, trabaja de
manera silenciosa por el laberinto del alma, se ocupa de las dualidades
polares internas.
El intelecto y el corazón, favorecidos por el trabajo con
el círculo
y su intrínseco
punto central que evoca la concentración y la atención, permitiendo
que los espasmos de la conciencia: objeciones, enjuiciamiento, valoraciones;
concluyan generando una nueva actitud mental para dejar fluir la simbología del
Inconsciente.
Es el almacén infinito de nuestra información primordial y primitiva, el que aporta los símbolos para
ser expresado en su máxima potencialidad y cristalizar el mensaje oculto y
alcanzar la trasformación en la unidad, el self y no pendular en los opuestos.
El Círculo, imagen
representativa de la Unidad y la Totalidad si se lo
trabaja creativamente, se incorporan los aspectos Terapéuticos del Dibujo del
Mandala. Al diseñar la circunferencia en el ser se produce una Nueva
Actitud Mental que es consciente de la dualidad en los
acontecimientos.
…“Aprender
a estar sano es aprender a saber lo que uno quiere”…[3]
El Mandala como mensajero
del inconsciente, transitar de esta manera el camino de la vida, nos
lleva a tener y nos devela otra dimensión de nosotros mismos. En el movimiento,
el acto motor de la mano con un lápiz deja un trazo, una línea que contiene una
energía y sella la hoja con su impronta. Esta actitud corporal quinestésica, es
una expresión y una representación de lo más profundo del ser que sale en ese
espacio, círculo mágico, mandala o imágenes eternas que se alojan en el
inconsciente y son representados mediante símbolos y simbolismos.
A lo largo de los años se sigue manteniendo
vigente ya que no es una cuestión de moda sino que apela a despertar las
representaciones del inconsciente personal y el colectivo; siendo un canal
directo de charla con nuestras negaciones, represiones, miedos y también
fantasías corridas a la sombra del inconsciente. En ese recinto -espacio
mágico- o círculo encantado, contiene la unión de las polaridades. La unidad de
las fuerzas internas que constituyen la personalidad, la imagen de totalidad
del círculo envuelve la dualidad generando dicha unidad. Estas fuerzas las voy
a nombrar dentro del Ying
y Yan, abarcando así todas sus
concepciones y connotaciones.
…”El
símbolo mandálico no solo es expresión sino que también tiene efecto.
Reaccionando sobre su autor”…[4]
Ahora bien, ¿cómo llegamos a
apropiarnos de esta herramienta terapéutica hoy en día? Jung fue quien estudio
por largos años las distintas culturas que utilizaban el círculo y su centro,
concluyendo en la utilización y la introducción de los mandalas en las terapias de
la cultura occidental, con el objetivo de alcanzar la búsqueda de
individualidad en los seres humanos y en los beneficios antes nombrados.
Con este pequeño informe, la
intencionalidad es salir de lo estético de este diseño y aproximarnos un poco
más a una herramienta que tenemos al alcance de nuestra mano y en lo cotidiano
para tener un conocimiento y una aceptación más amplia de nosotros mismos,
crecer en armonía y llegar a una vida más saludable y plena.
Instructora en Mandalas
Marina Sorbello
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